martes, 26 de octubre de 2010

Virgen de La Candelaria 2010 (VIII)

Tras el atipanakuy, hay un pequeño intermedio y con él se reinician las celebraciones de rigor.

En el grupo de visitantes ishuanos, las cervezas y otras bebidas empiezan a correr cual río desbordado en época de crecidas...

Los cabaninos por su parte, empiezan con su habitual ronda bailable del intermedio; se acerca el fin de fiesta y hay que despedir la reunión de un modo tal que sea inolvidable.

Todo el campo se convierte en una inmensa pista de baile; rondas por aquí, comparsas por allá, grupos por acullá, etc., todos quieren bailar y sentirse parte de los festejos.

Se reinicia la presentación de los negritos y esta vez la cita es entre comparsas.

Los grupos inician su despedida ante el trono de la Virgen.

Cada comparsa de negritos tiene sus propios cantos y versos.

Iniciando de la despedida de fiesta, un yanacoyunda encabeza la marcha de esta ronda.

Al compás de las arpas, violines, chinchillas y marquías, los concurrentes saltan al campo a bailar y recordar sus épocas jóvenes.


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Alegría desbordante por haber cumplido con la fiesta de La Virgen.
No faltan las bebidas ni los traguitos, los cuales causan efectos en el entusiasmo de las personas, ello unido al frenético zapateo del huayno ayacuchano, da como resultado un ambiente sumamente festivo.

Muchos amigos terminaron así, con la brújula totalmente desorientada...
Gran fiesta.



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