jueves, 14 de agosto de 2008

Santa Ana de Aucará: Danzantes de tijeras (III)

Con la atmósfera enrarecida a causa de las actitudes previas, uno de los danzak' ataca con todo tratando de mostrar su mejor performance.


El otro layk'a se hace el desentendido mientras va rumiando su venganza, probablemente ensayará algún paso osado o creará alguno nuevo de tal modo que deje al rival disminuido, tal como podemos apreciar en el encuentro realizado en la capital de los Rukanas Antamarka: Puquio.




Arranca con fuerza y entusiasmo este joven maestro tratando de que este día muchas de las personas que lo observan lo mantengan en su recuerdo y quizás los mismos puedan contar a sus nietos haber visto a un danzak' desarrollar el arte de las tijeras de forma maravillosa.


Violentos giros, atrevidos saltos y fieras patadas en el aire al compás de sus tijeras, señalarán el camino de su victoria; el otro maestro observa con desprecio las piruetas de aprendiz - según él. En los lugares más apartados y alejados de la capital, como en el caso de la comunidad de Chacralla, es donde la danza se desarrolla de una manera más cruda y vehemente, aquí los danzak's se arriesgan a romperse la crisma pero a pesar de ello no ceden su valor ni un ápice.





Ternura no se podría denominar a esta escena, la rivalidad está latente en cada paso, en cada gesto; - ya verá este cholo presuntuoso quién es el mejor - parece decir el danzak' que sale rumiando su inquietud rumbo al centro.


- Esto es salto, esto es agilidad y no lo que pretendes mostrar - dice socarronamente desde su interior este danzak' y, con su actitud acrecienta aún más la contienda; el otro joven maestro piensa dosificar sus energías porque la contienda se presenta larga y ardua, muy peleada.



- Saltitos a mí, pataditas de borreguito por acullá -; remedando a su rival de turno, este danzak' parece decirle: - la danza de tijeras es para machos - y, con las ganas tremendas exhibidas en esta plaza, demuestra a su contendor que es más agil, más fuerte, realizando maniobras más peligrosas y arriesgadas.


El otro danzak' responde de inmediato exponiéndose temerariamente con este salto de puma, con ello demuestra su arte y flexibilidad, todo esto sin perder el compás de las tijeras ni desentonar con los músicos que lo acompañan.


La contienda se ha vuelto tan ácida que los trajes ya no aguantan tanto sudor, aparecen los polos o ropas ligeras para una mejor performance de habilidad o flexibilidad. Si están en la serranía ayacuchana, no les importará bailar encima de terrales adornados con piedras de aristas vivas ó soportar el frío de la tarde lamiendo las espaldas mojadas por el esfuerzo; la tradición manda a bailar bajo cualquier condición y esto se cumplirá sin excepción, sino, juzguen ustedes lo que sucede en esta comunidad auténtica.



** Fotos: Fernando Espinoza Javier
** Videos: Pedro Andrés: Chacralla 2007 & Amarpoma: Puquio

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