jueves, 27 de noviembre de 2008

San Diego: Danza de tijeras

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Se viene la última fiesta patronal de la comunidad de San Diego de Ishua y en esta ocasión, los vistosos y misteriosos danzak' entran en escena. Muchísimos años atrás, era común observar en nuestra comunidad ishuana la presencia de un buen número de diestros de las tijeras, tal como sucedía en todo el valle de Sondondo cercano al Ccarhuarzo. En el caso de nuestros danzak's, éstos se internaban en las alturas cerca al Apu de las eternas nieves amarillas a solicitar su protección y luego de permanecer un tiempo en las alturas, meditando, rezando y ofreciendo plegarias al Wamani, iban, de a pocos, sacando tonadas cristalinas a sus tijeras recién sacadas (después de dormir un buen tiempo en las caídas de agua) de los límpidos arroyos que fluyen desde las entrañas de la tierra. Culminada su estancia en las alturas bajaban al pueblo y se dirigían por la medianoche al Wamani Wuach-huay-Rumi para efectuar otro ritual. Es necesario señalar que cada comunidad o pueblito de estos lugares rendían pleitesía a una roca, peñón o montaña cercana, signo inequívoco de tradiciones que se arrastraban en el tiempo, desde quién sabe, cuántos años atrás.



Las danzas de la tijeras varían de un lugar a otro dentro de las provincias ayacuchanas; mientras en algunos lugares como la antigua Andamarca, tierra de la más grande andenería del Perú - y en donde las terrazas agrícolas (anteriores quizás a las de los incas) se encuentran en pleno uso - las fiestas se dan en el mes de Agosto con la denominada fiesta del agua, en Puquio y Cabana Sur, empiezan en Setiembre con el inicio del Yarja Jaspey, que es por donde va a discurrir el agua de las lluvias del verano. En Ishua también se da inicio en la tercera semana de Setiembre venerando a San Isidro Labrador (también se realizan las tareas comunales de limpieza de las acequias) y culmina con la fiesta patronal a San Diego en Noviembre.


Estos enigmáticos danzak's, poseídos según muchos, por los espíritus de la montañas de sus pueblos, realizan todo tipo de pasos, acrobacias hechiceras y hazañas físicas, hechos que se suscitan algunas veces en medio de un estado de trance. Ayudan en este momento, la música que brota desde el corazón del maestro violinista así como la fuerza telúrica que imprime al arpa el diestro de las cuerdas templadas; cuando esto no basta, aparecen los cargoyocs con amigos y familiares para vivar y levantarlos anímicamente si están bajo mucha presión, una fiesta para corazones valerosos solamente. Mayores detalles sobre esta tradicional y mágica reunión, descritos en el blog comunal de San Diego de Ishua. Ahí nos vemos.



** Fotos: David Huamani U. & F. Espinoza



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