Esto no es el congreso, -donde los otorongos van a hacer lo que les viene en gana- musita el ejecutor del castigo, -no señor-...
Culminado el castigo se suele "honrar" el instrumento de rigor, por la falta cometida (en este caso, la correa de cuero).
"Ah, no" -dice la señora presente- "yo no sé de estas costumbres..."
"Pues ahora vas a saber" -replica, suave y tranquilamente- el encargado de cobrar las faltas.
Y, ¡¡ fuaj !!, recibe el rigor comunal por su tardanza...
Un momentito, yo soy evangelista -arguye don Paulino Damián-.
Aunque seas musulmán igual vas a cobrar -responden socarronas voces-.
Y así, en medio de ironías y chanzas, prosigue el "recordatorio".
Claro que algunas veces, el chicotazo duele y por tal razón se originan broncas y reclamos airados...
Seriedad señores -pregona la autoridad competente- vamos a proseguir con los trabajos porque el día nos gana...
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trabajos comunales limpieza de acequias costumbres
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