martes, 20 de noviembre de 2007

1948: de Ishua a Lima...

Ahhh ! Llajtalaya...

Expresión típica que escuchaba cuando niño, de los abuelitos o personas mayores al referirse a su terruño tan lejos en esos momentos debido a motivos laborales o por el afán de buscar un futuro esperanzador en otras tierras. Estas fotos nos lo hicieron llegar hace poco y retrata notablemente la situación de aquellos años.


Deliciosa vista de una procesión realizada en el pueblo de Ishua, allá por los años 40, noten ustedes a la izquierda un señor parado con su ojota y su pantalón de bayeta, vestimenta usual en aquellos tiempos, pues nadie portaba terno o camisa, salvo aquellos quienes que hayan regresado de la Lima moderna o hayan terminado su servicio militar en los cuarteles; la actitud de las señoras de cubrir sus cabezas con un manto en señal de respeto así como la vestimenta típica de los negritos capataces. Lo que no se llega a notar es la presencia de una banda musical que acompañe la procesión, creo haber escuchado por allí que la comparsa era efectuada por bombos, quenas, chirisuyas y otros instrumentos. Y observen la cantidad de personas que acompañan, la mayoría de ellos se vinieron a las ciudades de la costa debido a la sequía y hambruna imperantes.


En cambio, esta vista pertenece a la misma fiesta pero realizada en Lima, aquí los comuneros ya son "mistis" pues llevan saco y corbata, asimismo las ojotas las olvidaron y era más práctico llevar zapatos "hechos a máquina"; la modernidad ya se instauró en sus corazones y si bien, no olvidan sus costumbres, no por ello dejan de ser los nuevos capitalinos. Cuando regresen a su pueblo, con la platita ganada laborando sea como obreros, comerciantes, sirviendo de empleados domésticos o mozos de encopetados restaurantes, podrán dar dinero a sus padres o hermanos menores. Se darán el gustito de llevar arroz, azúcar, galletas, ¡caramelos!, uff, cosas inimaginables que sólo podían traer aquellas personas que iban a la costa a negociar sus animalitos y después de un tedioso viaje a pie durante 15 días a través de punas y cordilleras.


Curioso notar a a las señoras con sus largas trenzas y llevando faldas de vuelo ancho o plizados de tela "tejida a máquina", así como los sombreros que portaban los caballeros de entonces en la Lima añeja. Para estas fiestas patronales, la mayoría iba vestido de rigurosa formalidad, es decir, terno y corbata, también para prender los billetes al mayordomo debía ser de valor porque las monedas sólo servían de propina.. para los niños. Observando detenidamente las fotos se pueden apreciar detalles que escapan a simple vista.

Fotos: Mauro Castro M.




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