Realizando trabajos de refacción en una vivienda de la comunidad de Kecca.
La tarea de llevar a cabo una refacción general, empieza y termina, con el ofrecimiento de los familiares y compadres para apoyar en las labores concomitantes de tal faena.
En grupo familiar, con primos, compadres, sobrinos o con paisanos contratados para ayudar, los trabajos se van armando pacientemente como un rompecabezas; poco a poco, la obra avanza y sin llevar la carga del stress laboral propio de la Lima centralizada; la tarea es llevada a cabo con primoroso cuidado porque no se trata de cualquier morada, se trata de la vivienda de un familiar y aquí si hay que trabajar con cuidado, ganas y mucha alegría...
Mientras tanto; la comadre, la dueña de casa o algunas vecinas que quieren demostrar su cariño, preparan el sabroso potaje dedicado a las personas que efectúan tales trabajos; bromas van y vienen, todas referentes a la capacidad de trabajo de los intervinientes, chanzas que se toman de buena manera con el ánimo de azuzar a realizar las obras con el mayor esmero.
Llega la hora del refrigerio y cada quien se coloca en el lugar que más le agrade; noten amigos, que aquí no portan los usuales cascos de seguridad. Háganme el favor, aquí se labora con cariño y dedicación, por eso, todos llevan prendido en el sombrero ramitas y flores. Y eso no significa que las labores sean delicadas o fáciles de efectuar, por el contrario, muchas veces tienen que emplearse a fondo para lograr su cometido.
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